¿Será posible perder la salvación?

por Timoteo Miller

un folleto publicado por
Publicadora Lámpara y Luz


¿Qué piensas tú; será posible perder la salvación?

Unos creen que sí se puede perder, otros dicen que no. En realidad, lo que digan los hombres no cambia la verdad. Lo que sí importa es lo que dice la Biblia.

Así que, veamos qué nos dice la Biblia.

"Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre" (Juan 10.27 29).

Es imposible que alguien quite de la mano de Dios a una oveja (cristiano) suya. Estamos seguros en las manos de Dios.

Pero ¿qué si la oveja, por su propia voluntad y descuido, decide salir de la mano de Dios? ¿Podrá hacerlo?

Hubo una vez un hombre que andaba pescando en un pequeño bote. Mientras pescaba, se levantó una gran tormenta que le llevó mar adentro donde él cayó al agua. Este hombre era un buen nadador, pero después de haber nadado por largo rato entre las grandes olas del mar, se le agotaron las fuerzas.

El pensaba entre sí: Yo me voy a ahogar. Nunca más veré a mi esposa e hijos. Seguro que ellos llorarán mucho al ver que no regreso. Sabrán que he muerto.

Pensando en su muerte le dio temor, pero ¿qué podía hacer él? ¡Ya casi no tenía fuerzas!

De repente, escuchó un zumbido. ¡Era un barco! Con las pocas fuerzas que tenía, se puso a gritar tan recio como pudo. Un marinero que se paseaba por el barco oyó los gritos y vio al hombre en el agua. éste le dio aviso al capitán de que había un hombre ahogándose. Así que se acercaron al hombre y le tiraron un lazo.

Al ver el lazo, el hombre se esforzó, lo agarró, y lo puso bajo sus brazos. Varios hombres lo jalaron a bordo. ¡Ah, qué bueno era sentir algo sólido bajo sus pies! ¿Pensaría ahora en que iba a morir? Claro que no. Ya no pensaba en que iba a morir, más bien se regocijaba en que fue rescatado de las aguas.

Ahora, imaginemos que después de varios días, el hombre que fue salvado de la furia del mar decide saltar del barco pues no le gusta estar allí. ¿Qué le sucederá? Fue salvado cuando lo rescataron. ¿Puede perder esa salvación? ¿Puede ahogarse ahora? ¡Claro que sí! Se ahogará –a menos que sea recogido por otro barco–, o quizás se lo comerá un tiburón. Perderá su salvación.

Pero alguno me dirá: "No, la salvación no se pierde".

¿Qué? ¿Ese hombre ya no puede ahogarse?

De la misma manera son los que llegan a Cristo, se convierten, y después se descarrían.

"No", dirá alguno, "el mero hecho de que se desviaron comprueba que en verdad nunca eran hijos verdaderos de Dios".

¿Verdad? ¿Qué de nuestro amigo que fue rescatado del mar, pero luego decidió saltar del barco y entrar en el mar de nuevo? ¿Será que el mero hecho de que él saltó del barco comprueba que en verdad nunca estaba en el barco?

Cristo, hablando a cristianos, dice: "El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles" (Apocalipsis 3.5).

Eran cristianos, pues sus nombres ya estaban escritos en el libro de la vida. ¿Por qué pues, dice Cristo "El que venciere será vestido ... y no borraré su nombre"? él habla como que fuera posible que el cristiano que no vence perderá el privilegio de tener su nombre escrito en el libro de la vida.

¡Y así es! Oye lo que dice Cristo en Juan 15.5,7:

"Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden".

Antes que una rama pueda ser cortada de un árbol, tiene que estar conectada. De la misma manera, uno tiene que primeramente ser conectado a Cristo (ser cristiano) para poder ser cortado de Cristo. Nota que los que no permanecen en Cristo serán cortados, serán echados fuera, se secarán, y los echarán en el fuego.

Mateo 18.15,17 dice: "Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano". El Señor no quiere que ninguno que le ha conocido se aparte de él. Pero él no quita del cristiano el libre albedrío. El libre albedrío es un privilegio, dado a los hombres por mandato divino. El cristiano aún es libre para escoger. Dios no rehúsa permitir que el cristiano escoja salir de su mano. Si el cristiano decide apartarse, nosotros tenemos el deber de amonestarlo para tratar de ayudarlo a que vuelva al redil.

Dios no tolera el pecado. Si el que se aparta no quiere volver, Dios ya lo considera como pecador, y mandó que nosotros hagamos lo mismo. Aunque una vez fue rescatado del mar del pecado, esta persona ha vuelto a entrar en el mar y no quiere salir. Ha perdido su salvación.

Dios dice así:

"Cuando yo dijere al justo: De cierto vivirás, y él confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no serán recordadas, sino que morirá por su iniquidad que hizo.... Cuando el justo se apartare de su justicia, e hiciere iniquidad, morirá por ello" (Ezequiel 33.13, 18).

"Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno" (2 Pedro 2.20,22).

Ahora, sólo porque es posible que perdamos la salvación no quiere decir que tenemos que perderla. Dios nos extiende su cuidado paternal y nos ha provisto de todo lo que necesitamos para ser victoriosos. Ve los siguientes versículos:

"No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar" (1 Corintios 10.13).

"Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo" (1 Corintios 15.57).

"Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo" (1 Juan 4.4).

"No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia" (Isaías 41.10).

"Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento" (2 Corintios 2.14).

¡Qué promesas tan maravillosas! ¡Qué victoria nos es disponible en Cristo Jesús! ¡Cuántas gracias debemos al que nos ha rescatado del mar del pecado!

¡Cuán poderoso es Cristo! Frente a la posibilidad de caer de la gracia, él "es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría" (Judas 24).

Aprovéchate del poder de Cristo para ser guardado de caer en pecado. No pienses que ya que eres cristiano no te es posible caer de su gracia. Escucha la advertencia que nos da Cristo: "Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga" (1 Corintios 10.12).

No añadamos, pues, a las escrituras, diciendo que la salvación no se pierde. ¡Gloria a Dios, nadie puede arrebatarnos de la mano de Dios! Pero tengamos mucho cuidado cómo vivimos porque Dios mismo quitará nuestro nombre del libro de la vida si rehusamos obedecer su voluntad para nuestras vidas. él dice:

"Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro" (Apocalipsis 22.18,19).

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"Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos" (Juan 8.31).

"Y a vosotros también ... os ha reconciliado ... para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído" (Colosenses 1.21,23).

"Pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza" (Hebreos 3.6).

"Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados" (Santiago 5.19,20).

"Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo" (Mateo 24.11,13)

"Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza" (2 Pedro 3.17).

"Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?" (Hebreos 2.1,3).


Publicadora Lámpara y Luz.

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