En La Navidad


"¡Al mundo paz, nació Jesús . . . !"

Todos los años, en la navidad, cantamos este himno. Si no lo podemos cantar, lo tarareamos. Si no podemos hacer eso, escuchamos o medimos el ritmo con golpecitos de los dedos.

La navidad es un tiempo muy divertido y alegre. ¡Qué dicha que el Señor haya venido a darnos tal torbellino de risa y fiesta!

Pero, ¿sabes que si el Señor apareciera, la mayoría de las personas se llenaría de temor? Aun la aparición de los ángeles a los pastores, cuando nació Jesús, fue algo espantoso.

". . . He aquí se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor y tuvieron gran temor" (Lucas 2:9).

Estos pastores eran de una naturaleza humilde y confiada. Creyeron las palabras del ángel. Su temor se volvió en gozo. Dejaron sus ovejas y fueron a ver al niño Jesús que sería el Salvador del mundo.

La mayoría de la gente no es como los pastores. No tiene temor de Dios. No quiere que sus planes sean interrumpidos (especialmente los planes de ganar dinero). No cree en el Hijo que Dios envió para salvarnos de nuestros pecados. Se ríe de la idea del ser pecador.

La mayoría puede cantar "Al mundo paz, nació Jesús . . . ", y ni siquiera pensar en el Señor. Celebra su navidad, se divierte, no siente la necesidad de un Salvador, no reconoce a ningún Señor.

¿Sabes que el Señor vendrá otra vez?

Según la Biblia, él aparecerá de repente sobre la escena de tanta actividad mundana. Vendrá con poder y gran gloria. El dice, "Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre" (Mateo 24:27).

Para aquellos que viven en obediencia al Señor, el día de su venida es el que más anhelan. Tendrán un gozo indecible.

Para aquellos que viven en desobediencia, el cuadro será muy diferente. El apóstol Pablo escribió lo siguiente: ". . . cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder" (2 Tesalonicenses 1:7-9).

A la luz de este hecho, ¿cómo puede la gente tener sus descaradas fiestas de pecado para celebrar la primera venida de Jesús? Ciertamente, el gozo no es malo. La risa tiene su lugar. El cantar y el dar pueden ser apropiados. Pero, ¿qué podemos decir de las borracheras, la inmoralidad, el desperdicio, la avaricia, la codicia y el exceso que muchos llaman navidad? ¿Es éste el homenaje que rendimos al humilde y santo Hijo de Dios que vino a morir por nuestros pecados?

Jesús vino por ti. Murió por ti. El ofrece librarte del pecado y de sus consecuencias eternas, si estás dispuesto a seguirle. Si vienes a él arrepentido, creyendo que él es tu Salvador personal y le aceptas como el Señor de tu vida, él te dará vida eterna. Entonces podrás cantar como nunca antes: "¡Al mundo paz, nació Jesús!"

Las personas que siguen a Jesús tienen un temor a Dios el cual es saludable. Se dedican a él en amor. El es su gozo supremo y su esperanza más apreciada. Tales personas anhelan su venida.

¿Estás preparado para su venida?


Si Has Sido Rechazado

El rechazo nunca es agradable. Las personas normales desean ser aceptadas por sus amigos, parientes, compañeros de trabajo, jefes, aun por los conocidos. Y cuando somos rechazados, nos duele.

Quizás no lo admitamos. Quizás aun nos riamos. Pero tal risa siempre va acompañada de amargura. En nuestro interior sentimos que nos han dado una bofetada, que la bofetada ha dejado una herida y que la herida sana con dificultad.

Somos unas criaturas complicadas. Desafortunadamente, a veces nos rechazamos a nosotros mismos. Lo que quiero decir es que, como no nos gustamos, tratamos de esconder lo que realmente somos. Lo extraño es que el rechazo personal duele más cuando otros nos aceptan. Todo esto nos lleva a un punto muy importante.

Para sentirnos confiados, los seres humanos necesitamos más que la aceptación humana. Necesitamos la aceptación y aprobación de Dios.

Ahora bien, aunque la mayoría de la gente cree que puede obtener la aprobación de Dios al tratar de ser buenos y piadosos, no es así. Ninguno de nosotros puede ser suficientemente bueno. Si tratamos ese método, terminaremos siendo rechazados (por Dios) para siempre.

Pero si en nuestra desdicha ponemos nuestra confianza en la obra del Señor Jesús, si creemos en él, y si con fe entramos a una relación de obediencia a él, SEREMOS ACEPTADOS POR DIOS. En las palabras del apóstol Pablo, Dios nos adopta como hijos por medio de Cristo.

Dios acepta a Jesús totalmente, y en él, ". . . nos hizo aceptos en el Amado" (Efesios 1:6).

El fundamento de nuestra confianza como personas es la aceptación de Dios. Cuando Dios nos acepta, no tenemos razón de rechazarnos a nosotros mismos. Cuando Dios nos acepta, tenemos la base para tolerar el rechazo humano.

Al fin y al cabo, Jesús también fue rechazado. Los líderes judíos lo rechazaron. Los gobernantes lo rechazaron. La gente de su provincia lo rechazó. Aun sus hermanos, al principio no creyeron en él.

Pero el testimonio de su Padre celestial fue, "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia" (Mateo 3:17). Con confianza en tal aceptación, Jesús pudo enfrentarse a multitudes hostiles y a multitudes amigables. Al final, se enfrentó a un rechazo universal y a una muerte pública y vergonzosa.

Pero el Padre celestial lo aceptó.

¿Te acepta él a ti?


Si No Puedes Decidir

Considera:

La Realidad de Dios.

"Porque Jehová es Dios grande, y Rey grande sobre todos los dioses. Porque en su mano están las profundidades de la tierra, y las alturas de los montes son suyas. Suyo también el mar, pues él lo hizo; y sus manos formaron la tierra seca. Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios; nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano" (Salmo 95:3-7).

La Realidad del Tiempo.

"Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento" (Eclesiastés 12:1).

"Si oyereis HOY su voz, no endurezcáis vuestro corazón" (Salmo 95:7, 8).

"Los días de nuestra edad son setenta años, y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos" (Salmo 90:10).

La realidad de la eternidad.

"Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y DESPUES DE ESTO el juicio" (Hebreos 9:27).

"Porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación" (Juan 5:28, 29).

"Apartaos de mí, malditos, al fuego ETERNO . . . e irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida ETERNA" (Mateo 25: 41, 46).



¿Se sentirá a gusto el Señor Jesús
asistiendo a las actividades que has planeado en homenaje a su nacimiento?

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