Si Estás Cansado


A veces parece que la lista de cosas que tenemos que hacer no tiene fin. Nos levantamos temprano para pasar un día de trabajo duro y largo, regresamos a casa para trabajar más y satisfacer las demandas de la familia, y nos acostamos por unas pocas horas para así empezar el ciclo nuevamente. Además hay los favores especiales que los amigos y familiares piden, reuniones, y oportunidades para pertenecer a algún comité u organización en la comunidad. ¿Cuándo tenemos tiempo para relajarnos, para recobrar fuerzas, para disfrutar verdaderamente las cosas que hacemos?

Este tipo de horario, tan ocupado, es común. A menudo, echamos un vistazo a nuestra lista de responsabilidades y pensamos, ¡Todas estas cosas se tienen que hacer! Pero a veces el esfuerzo por mantener ese estilo de vida nos deja fatigados e irritables. En vez de disfrutar las cosas que hacemos, hacemos las cosas sólo por obligación.

¿Hay alguna solución a este afán abrumador? En la Biblia, Jesús nos dice que podemos encontrar descanso. El nos invita: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar" (Mateo 11:28).

Jesucristo se ofrece a sí mismo como la solución a nuestro problema. Sin embargo, tenemos que responder para recibir el descanso que El anhela darnos.

Nuestro primer paso es venir a El. El invita a todos los que están cargados y preocupados. Cuando nos sentimos así, tenemos que pedirle que nos saque del foso en que nos encontramos. Admitimos que El es el único que nos puede ayudar y que estamos dependiendo en El completamente.

Nuestro segundo paso es ceder a Jesucristo el control de nuestra vida. Jesús dijo, "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas" (Mateo 11:29). El yugo se coloca en la cerviz de los bueyes para unirlos para que puedan trabajar juntos. Cuando estamos enyugados con Jesucristo, El viene a ser nuestro conductor y nuestro guía.

Cada día le preguntamos qué quiere que hagamos. Después de escogerle como Señor de nuestras vidas, podemos aprender a conocerle. Esto lo hacemos al leer la Biblia diariamente, y al reunirnos regularmente con otras personas que han decidido dejar que Cristo sea el guía de sus vidas.

Finalmente tenemos la promesa de descanso. "Os haré descansar."

Tenemos este descanso porque Jesús nos da la fuerza y la habilidad para hacer las cosas que El nos pide. Ya no es necesario que solos tratemos de mantenernos al día con un horario abrumador. Llevar el yugo de Cristo nos lleva a una relación con Dios y da nuevo significado y propósito a nuestras vidas.

Ya no vivimos para servirnos a nosotros mismos, sino para el propósito más sublime de servir a Dios.

Si estás cansado del círculo vicioso de la vida, hay una solución. Si estás cansado, ven al Señor Jesús.


SI QUIERES QUE DIOS TE CONTESTE

¿Has orado alguna vez y sentido que Dios no te escucha? O quizás has orado acerca de un problema por mucho tiempo, pero no has visto ningún cambio.

La oración es un gran privilegio una comunicación directa con Dios el Todopoderoso. También es una herramienta poderosa que Dios usa para influir en la vida de la gente. Sin embargo, Dios no contesta toda oración. Es más, nuestra actitud juega un papel importante en el que Dios nos escuche o no. Veamos cuatro principios Bíblicos que debemos seguir si queremos que Dios conteste nuestras oraciones.

Primero, debemos arrepentirnos de cualquier pecado oculto. Isaías 59:2b dice, "Vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su [el de Dios] rostro para no oir." El pecado es como una pared que bloquea nuestras oraciones. Tenemos que examinar nuestras vidas y descubrir malos pensamientos, actitudes o acciones, y pedir a Dios que nos perdone al mismo tiempo que dejamos de hacer tales cosas. Entonces El oirá nuestras oraciones.

Segundo, no debemos ser egoístas en nuestras oraciones. "Pedís y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites" (Santiago 4:3).

Tenemos que examinar nuestras oraciones para comprobar que no haya motivos egoístas en ellas. Nuestro deseo principal debe ser lo que Dios quiere. "Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia" (Mateo 6:33). Quizás las respuestas de Dios no sean lo que estábamos esperando, pero serán para el crecimiento de su reino.

Tercero, debemos esperar respuestas a nuestras oraciones. Mateo 21:22 dice, "Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis." A veces hacemos una petición, pero nuestra falta de fe impide que Dios conteste. Cuando oramos debemos examinar nuestras vidas y arrepentirnos de cualquier duda, confiando que Dios tiene el poder para hacer lo que le pedimos. Podemos esperar en Dios escribiendo las peticiones y la fecha cuando comenzamos a orar. Cada vez que oramos, podemos escribir respuestas que hemos observado hasta que tengamos la respuesta completa.

Cuarto, debemos orar en el nombre de Jesús. Juan 14:14 dice, "Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré." ¿Qué quiere decir esto? Primero, el nombre de Jesús representa todo lo que El es. Cuando usamos el nombre de Jesús debemos orar por cosas que le honran a El. Cuando nos acercamos a Dios en el nombre de Jesús, reconocemos que Cristo es la única vía al Padre. Podemos confiar en que Dios oye y contesta nuestras oraciones, si venimos en el nombre de Jesús.


SI NUNCA HAS RECIBIDO A JESUS

"Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios" (Juan 1:12).

CREE en Jesucristo.

"El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él" (Juan 3:36).

"Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" (Hechos 4:12).

ARREPIENTETE de tu pecado.

"Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. . . . Así que arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados" (Hechos 2:38; 3:19).

CONFIESA tu fe en Jesucristo.

"Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo" (Romanos 10:9).


Si deseas recibir a Cristo, ora esta oración.

Padre Celestial, confieso que soy un pecador y necesito el sacrificio de Jesús para mi redención. Estoy sinceramente arrepentido de mi vida de pecado, y estoy dispuesto a recibir a Jesús como mi Señor y Salvador. Renuncio al pecado y al mundo de mi vida pasada. Te ruego que me hagas tu hijo, y que me des una vida nueva obediente a ti. Amén.


"Las cosas de la Biblia que no entendemos,
generalmente, nos molestan menos que las que sí entendemos."


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