Si Estás Seguro De No Ser Culpable


¿Acaso has cometido algún error el cual haya resultado en una acción equivocada? Claro que sí, reconócelo. Todos lo hemos hecho. ¿Cómo reaccionaste cuando te diste cuenta de que habían dedos de acusación apuntando en tu dirección? Lo más probable es que buscaras a alguien a quien echarle la culpa. Esa es nuestra reacción normal.

Si encontramos a un niñito robando una golosina, seguramente diría, "Mi hermano me dijo que si no lo hacía me daría una paliza. El tiene la culpa." ¿Quién es el culpable?

Si un joven es arrestado por manejar en estado de ebriedad mientras estaba con otros los cuales tienen fama de borrachos, es probable que los padres digan, "Mi hijo no hubiera hecho algo así si no hubiera estado con esos borrachos. La culpa es de ellos." ¿De quién es la culpa?

Cuando hubo disturbios en Los Angeles después de un veredicto aparentemente injusto, y cientos de personas resultaron heridas, y mucha propiedad fue destruida a causa del pillaje, se nos dice que la culpa es de la sociedad. ¿De quién es la culpa?

Si un hombre de negocios es sorprendido estafando al gobierno con respecto a los impuestos, quizás diga, "El sistema me obligó a hacerlo." ¿De quién es la culpa?

¿Quién es responsable por nuestras acciones? ¿Quién controla el destino del hombre? ¿Acaso somos peones manejados por otras personas, por el sistema, o por otras fuerzas fuera de nuestro control?

Esta pregunta no es fácil. Sin embargo, la palabra de Dios claramente presenta varios principios los cuales nos pueden ayudar a encontrar una respuesta.

Veamos cómo nuestros padres originales culparon a otros por los errores que ellos cometieron. Dios puso a Adán y a Eva en un huerto perfecto, creado para que ellos lo disfrutaran. En este huerto había muchos árboles frutales bellos de los cuales ellos podían comer, pero había uno del cual no debían comer. Satanás tentó a Eva con promesas de poder y engrandecimiento, para que ella comiera el fruto prohibido. Ella escuchó al tentador, comió, y compartió con su marido, el cual también comió.

Entonces Dios le preguntó a Adán, "¿Has comido del fruto prohibido?" Adán le contestó, "La mujer que tú pusiste aquí me dio, y yo comí."

Entonces Dios le preguntó a Eva, "¿Qué has hecho?"

Eva respondió, "La serpiente me engañó y comí."

Aunque Dios castigó a la serpiente, él claramente señaló a Adán y a Eva su responsabilidad al tomar la decisión equivocada y los castigó de acuerdo a sus acciones.

Somos individualmente responsables ante Dios. "De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí" (Romanos 14:12). Todos nosotros tendremos que aparecer ante el tribunal de Dios para recibir lo que nos corresponde (2 Corintios 5:10). Dios lo ha hecho muy claro somos responsables por nuestras acciones. Si escogemos el pecado, violamos la ley de Dios. Y aquellos que pecan sufrirán las consecuencias.

Podemos influir sobre otros para que pequen. Aunque cada persona, individualmente, escoge pecar o no, a veces la gente peca por la influencia que otros ejercen en su vida. Jesús dijo, "Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar" (Mateo 18:6). En los ejemplos que dimos al principio, otros, individualmente o colectivamente, influyeron sobre alguien para pecar. Dios detesta esto y lo juzgará.

Sin embargo, la persona que hace lo malo es la responsable. Todos nosotros tenemos que tomar decisiones difíciles, a veces con la posible consecuencia de sufrir o perder algo si escogemos hacer lo correcto pero la decisión aún es nuestra. Si pudiéramos excusar nuestros pecados por causa de las circunstancias, todos podríamos encontrar excusas, porque nadie vive en un ambiente perfecto.

Dios da gracia para cada situación. Dios nos promete en 1 Corintios 10:13 que él nunca nos dejará ser tentados hasta el punto en el cual nuestra única opción sea pecar. El siempre proveerá una salida.


Si Quieres Ayudar a Librar a Este Mundo de Pecado, Maldad e Injusticia

  1. Acepta la responsabilidad por tu pecado. Culpar a otros o a la circunstancias no resolverá tus problemas ni te dará perdón. Aceptar la responsabilidad por tu pecado y confesarlo traerá alivio y perdón a tu vida. Jesús murió para librarte del castigo del pecado. Lo único que tienes que hacer es confesarlo y dejarlo.

  2. Perdona a los que te han ofendido. Jesús dijo que si no perdonamos a los que nos ofenden, nuestro Padre celestial no nos perdonará las ofensas que cometemos contra él cuando se lo pidamos.

  3. Ayuda a otros a aceptar la responsabilidad por sus pecados. Jesús dijo que si alguien peca contra uno de nosotros, deberíamos mostrarle su error estando nosotros dos solos. Esta confrontación no es para echarle la culpa a la otra persona, sino para ayudarla a mejorar su relación personal con Dios.

  4. Deja que la venganza sea de Dios. En Santiago 1:20, Dios nos dice que la ira del hombre no produce la vida justa que Dios desea. En Romanos 12:19-21, Dios dice que él es el encargado de vengarse de la maldad. Nuestra responsabilidad es mostrar amor. Si nuestro enemigo tiene hambre, debemos darle de comer. Si tiene sed, debemos darle de beber. Así venceremos al mal con el bien, en vez de ser vencidos por el mal.


Si Quieres Que Dios Te Salve De Tus Pecados

ARREPIENTETE

Arrepentirse quiere decir que, afligidos por nuestra forma de vivir pasada, le damos la espalda al pecado. Esto sólo lo podemos hacer sinceramente cuando reconocemos que hemos pecado contra un Dios santo.

"Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos" (Jeremías 2:19).

"Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados" (Hechos 3:19).

CONFIESA

Confesar quiere decir admitir verbalmente que has pecado y que necesitas a Jesucristo como tu Señor y Salvador.

Los siguientes versículos te ayudarán:

"Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí" (Salmo 51:3).

"Dios, sé propicio a mí, pecador" (Lucas 18:13).

"Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad " (1 Juan 1:9).

"Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo" (Romanos 10:9).

CREE

Creer quiere decir que aceptamos completamente lo que Dios ha dicho, y que actuaremos de acuerdo a ello.

"Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan" (Hebreos 11:6).

"Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo" (Hechos 16:31).

"Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta" (Santiago 2:26).


"Uno de los indicios más veraces de haber hecho algo malo,
es el hábito de culpar a otros."

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